
Según la teología cristiana, de la Cruz de Cristo parten todas las gracias de las que vive la Iglesia. Nuestro mundo de hoy está necesitado de silencio y reflexión, de espacios y momentos en los que cada persona pueda encontarse en el interior de sí mismo con Dios. Ante la Cruz podemos guardar ese silencio necesario y convertirnos en intercesores para arrancar misericordia del trono donde Jesús reina. Intentemos nosotros ser cristianos con una interioridad viva y profunda y participemos en aquellos momentos que la Iglesia ofrece para encontrarnos con el Absoluto.
El primer encuentro fue precioso. Se creó un clima de silencio imprescindible para poder encontrarse con el Señor y presentarle las necesidades que se nos encomendaron. Quizá hubiera faltado algo más de tiempo. Esperemos que éste sea el primero de muchos encuentros fructíferos.
ResponderEliminarDios se sintió en el silencio, en los cantos, en las personas que estábamos allí y en las que, sin estar, teníamos presentes. Pido al Señor valentía para afrontar cada encuentro ante la Santa Cruz con fuerzas, fe y esperanza. Gracias Jesús por esta oportunidad de compartir.
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